
Y el cambio fue radical: se transformaron o eliminaron las viejas calles en favor de la construcción de bulevares, avenidas y autopistas como una forma de reinventar la ciudad creando "un sistema en movimiento perpetuo" y en perjuicio del antiguo orden urbano. San Petersburgo, Berlín, París, Moscú, Barcelona o Nueva York, en diferentes épocas, son ejemplos de este cambio.
Aquí comienza la relación amor-odio entre la vieja ciudad y el nuevo orden urbano que llevaron a cabo o protagonizaron un grupo de figuras que Berman llama "constructores y destructores titánicos en la historia y la mitología cultural", y en el que aparecen Luis XIV, Pedro el Grande, el ing

Señala Berman que andando el tiempo, "La escisión entre el espíritu moderno y el entorno modernizado fue una fuente primaria de angustia y reflexión a finales de la década de 1950", cuando formularon sus pensamientos e ideas Allen Ginsberg, Norman Brown, Paul Goodman y Hannah Arendt, entre otros. "En este nuevo modernismo, los motores y sistemas gigantescos de la construcción de la posguerra desempeñaron un papel simbólico central.(...) Por lo tanto, sólo cuando los modernistas comenzaron a enfrentarse a las formas y sombras del mundo de la autopista fue posible ver ese mundo tal como era". Sin embargo, la literatura escoge la calle como protagonista de la vida cotidiana y espacio de la revelación de la ciudad tal como lo presenta el Ulises de Joyce. "Desde la época de Dickens, Gogol y Dostoievski hasta la nuestra, en eso ha consistido el humanismo modernista", apunta Berman. En el bulevar de Baudelaire, el flâneur experimenta la "comunión universal" y puede ir a tomar "un baño de multitud", multitud que el poeta retrata con perversa ironía, satiriza o ve con ojo crítico. Lo que Baudelaire señala, acota Berman, "es que la vida moderna tiene una belleza auténtica y distintiva, inseparable, no obstante, de su inherente miseria y ansiedad, de las facturas que tiene que pagar el hombre moderno".
Estas reflexiones de Berman ponen de relieve como muchos escritores y artistas fijaron su mirada y su experiencia en resaltar la cotidiana importancia de la calle común, que luego sería convertida en "un espacio yermo de ruinas y cenizas". Los modernistas pusieron en evidencia que "los viejos lugares oscuros y decadentes podrían ser notables espacios públicos", acota Berman. Y también refiere: "los artis

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(Las fotografías urbanas o de ciudades que aparecen editadas en esta sección del blog sobre viajes, paseos, nomadismo, flâneur, corresponden a Ennio Jiménez Emán, derechos reservados).
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