martes, 14 de septiembre de 2010

Variaciones urbanas: literatura, arte y calle.

El sociólogo y crítico Marshall Berman en su imprescindible estudio sobre el urbanismo y la cultura del siglo XX, Todo lo sólido se desvanece en el aire, se refiere a la instauración de la modernidad, o mejor dicho, de la modernización en una relación dialéctica -alianza y contraposición- "con el desarrollo del arte y el pensamiento modernistas" y en perjuicio de la propia modernidad. Dicha relación es obvia a lo largo del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX y descollan en este escenario los nombres de los autores, artistas y filósofos más influyentes de la época, tales como Stendhal, Marx, Kierkegaard, Baudelaire, Dostoievski, Nietzsche; Joyce, Eliot, Döblin, Mandelstam, Fittzgerald, Mondrian, Léger, Hopper, Eisenstein, quienes reflexionaron, escribieron, compusieron, pintaron, cantaron y filmaron en sus creaciones las pesadillas y paraísos urbanos de su tiempo, constituyendo el espacio citadino "la imagen de la ruina y la devastación modernas".

Y el cambio fue radical: se transformaron o eliminaron las viejas calles en favor de la construcción de bulevares, avenidas y autopistas como una forma de reinventar la ciudad creando "un sistema en movimiento perpetuo" y en perjuicio del antiguo orden urbano. San Petersburgo, Berlín, París, Moscú, Barcelona o Nueva York, en diferentes épocas, son ejemplos de este cambio.

Aquí comienza la relac
ión amor-odio entre la vieja ciudad y el nuevo orden urbano que llevaron a cabo o protagonizaron un grupo de figuras que Berman llama "constructores y destructores titánicos en la historia y la mitología cultural", y en el que aparecen Luis XIV, Pedro el Grande, el ingeniero Haussmann, Stalin, Hildefonso Cerdà y Robert Moses como principales protagonistas. La idea era, pues, acabar con la calle convencional y tradicional como eje y estructura primordial de la ciudad y dar paso "al espíritu en movimiento de la modernidad" cuyos nuevos espacios eran el bulevar, la avenida y la autopista y donde imperan el ruido y el movimiento anárquicos y que llevarían a lo que el arquitecto Rem Koolhass denomina "la cultura de la congestión".

Señala Berman que andando el tiempo, "La escisión entre el espíritu moderno y el entorno modernizado fue una fuent
e primaria de angustia y reflexión a finales de la década de 1950", cuando formularon sus pensamientos e ideas Allen Ginsberg, Norman Brown, Paul Goodman y Hannah Arendt, entre otros. "En este nuevo modernismo, los motores y sistemas gigantescos de la construcción de la posguerra desempeñaron un papel simbólico central.(...) Por lo tanto, sólo cuando los modernistas comenzaron a enfrentarse a las formas y sombras del mundo de la autopista fue posible ver ese mundo tal como era". Sin embargo, la literatura escoge la calle como protagonista de la vida cotidiana y espacio de la revelación de la ciudad tal como lo presenta el Ulises de Joyce. "Desde la época de Dickens, Gogol y Dostoievski hasta la nuestra, en eso ha consistido el humanismo modernista", apunta Berman. En el bulevar de Baudelaire, el flâneur experimenta la "comunión universal" y puede ir a tomar "un baño de multitud", multitud que el poeta retrata con perversa ironía, satiriza o ve con ojo crítico. Lo que Baudelaire señala, acota Berman, "es que la vida moderna tiene una belleza auténtica y distintiva, inseparable, no obstante, de su inherente miseria y ansiedad, de las facturas que tiene que pagar el hombre moderno".

Estas reflexiones de Berman ponen de relieve como muchos escritores y artistas fijaron su mirada y su experiencia en resaltar la cotidiana importancia de la calle común, que luego sería convertida en "un espacio yermo de ruinas y cenizas". Los modernistas pusieron en evidencia que "los viejos lugares oscuros y decadentes podrían ser notables espacios públicos", acota Berman. Y también refiere: "los artistas modernos nos habían mostrado cómo recrear el diálogo público que, desde Atenas y Jerusalén en la antigüedad, ha sido la más auténtica razón de ser de la ciudad".
(Sigue en entradas anteriores...)


(Las fotografías urbanas o de ciudades que aparecen editadas en esta sección del blog sobre viajes, paseos, nomadismo, flâneur, corresponden a Ennio Jiménez Emán, derechos reservados).

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